Como surge la Iglesia Evangélica.

En los confines de la historia religiosa, se encuentra el surgimiento de la Iglesia Evangélica, una rama del cristianismo que ha dejado una huella significativa en el panorama religioso mundial. Para comprender su origen y las prácticas más habituales, debemos retroceder en el tiempo hasta los albores del siglo XVI.

El escenario está ambientado en Europa, en el año 1517, en medio del Renacimiento y los cambios sociales y religiosos que lo acompañaron. Un monje alemán llamado Martín Lutero se encuentra inmerso en un profundo cuestionamiento de las enseñanzas y prácticas de la Iglesia Católica Romana, de la cual forma parte. Lutero, atormentado por la venta de indulgencias y la corrupción clerical, decide expresar su disconformidad de una manera radical.

El 31 de octubre de 1517, Lutero clava sus 95 tesis en la puerta de la Iglesia del Castillo de Wittenberg. Estas tesis critican fuertemente la venta de indulgencias y exigen una reforma en la Iglesia. Este acto simbólico marca el comienzo de la Reforma Protestante y, a su vez, el nacimiento de la Iglesia Evangélica.

La Reforma Protestante, liderada por Lutero y otros reformadores como Juan Calvino y Ulrico Zwinglio, tuvo un impacto profundo en la Iglesia Católica Romana y en la estructura religiosa de Europa. Los reformadores rechazaron la autoridad papal y proclamaron la primacía de la Biblia como la fuente de la verdad religiosa. Abogaron por la justificación por la fe, la creencia de que los seres humanos son salvos únicamente por la gracia de Dios y no por las obras.

A medida que la Reforma se extendía, surgieron diversas ramas del protestantismo, y entre ellas se encontraba la corriente evangélica. La palabra "evangelio" deriva del griego "euangelion", que significa "buena noticia" o "buenas nuevas". Los evangélicos se basaban en la creencia de que el evangelio debía ser predicado y compartido con fervor y devoción.

Con el tiempo, la Iglesia Evangélica se consolidó como un movimiento distintivo dentro del protestantismo. Sus prácticas se basaban en la lectura y el estudio de la Biblia, la importancia de la experiencia personal de fe y la necesidad de una relación directa y personal con Dios. A medida que se expandía, la Iglesia Evangélica estableció sus propias denominaciones y organizaciones, y se convirtió en una fuerza religiosa significativa en muchas partes del mundo.

Entre las prácticas más habituales de la Iglesia Evangélica se encuentran la predicación y la enseñanza de la Biblia como una autoridad suprema, los servicios de adoración centrados en la alabanza y la música, la evangelización activa para difundir el evangelio, y un énfasis en la conversión personal y el crecimiento espiritual.

La Iglesia Evangélica ha experimentado un crecimiento notable a lo largo de los siglos, con ramificaciones que se extienden por todo el mundo. Sus seguidores abarcan una amplia gama de creencias y prácticas, desde denominaciones más conservadoras y tradicionales hasta iglesias carismáticas y contemporáneas.

Dentro de la Iglesia Evangélica, se pueden encontrar diversas ramas y corrientes, como los bautistas, metodistas, luteranos, pentecostales, presbiterianos y muchas otras. Cada una de estas denominaciones tiene sus propias particularidades en cuanto a su estructura eclesiástica, liturgia y enseñanzas, pero todas comparten la creencia fundamental en la salvación a través de la fe en Jesucristo.

En los servicios de adoración evangélicos, es común encontrar la predicación de un sermón basado en la interpretación y aplicación de pasajes bíblicos relevantes para la comunidad. La música desempeña un papel central, con coros o bandas que interpretan himnos y canciones de alabanza contemporáneas. La participación activa de los miembros de la congregación en la adoración es alentada, y se promueve un sentido de comunidad y compañerismo.

La evangelización es una práctica central en la Iglesia Evangélica. Los creyentes evangélicos sienten una gran pasión por compartir su fe y llevar el mensaje del evangelio a otras personas. Esto se manifiesta a través de actividades misioneras, tanto a nivel local como internacional, y también en el énfasis en la importancia de testimoniar y compartir el mensaje de salvación con familiares, amigos y conocidos.

La Biblia ocupa un lugar primordial en la vida y las prácticas de la Iglesia Evangélica. Se promueve el estudio bíblico regular, ya sea en grupos pequeños, en escuelas dominicales o a través de programas de educación teológica. La interpretación y comprensión personal de la Biblia es valorada, y se alienta a los creyentes a aplicar sus enseñanzas en su vida diaria.

Además de las prácticas mencionadas, la Iglesia Evangélica también enfatiza la importancia de la comunidad y el apoyo mutuo entre los creyentes. Las iglesias evangélicas suelen organizar eventos y actividades para fomentar la comunión y el crecimiento espiritual, como retiros, conferencias, grupos de estudio y servicios de oración.

En resumen, la Iglesia Evangélica surgió como parte de la Reforma Protestante en el siglo XVI, con la intención de reformar las prácticas de la Iglesia Católica Romana. A lo largo de los siglos, ha evolucionado en una rama distintiva del protestantismo, con énfasis en la autoridad de la Biblia, la predicación del evangelio, la adoración basada en la música y la participación activa de los miembros. Sus prácticas se han diversificado en diferentes denominaciones y corrientes, pero la fe en Jesucristo y la salvación por la gracia a través de la fe siguen siendo los pilares fundamentales de la Iglesia Evangélica.

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